17.8.07

Maru Botana (segunda parte)

Llegó Mariano Bondiola a la redacción y con él arribó la filosofía, el análisis político y filosófico, la coima, el acoso sexual... ¿No nos creen? Pregúntenle a Maru Botana.


“Ta que lo tiró de las patas”, sentenció Mariano Bondiola, para luego ilustrarnos: “que viene del griego 'takim quem lo tirum dem las patus'”.

Esas profundas palabras fueron pronunciadas por el doctor (nuevo colaborador desde la semana pasada) cuando Maru Botana se le tiró encima, en un desesperado intento copulativo para tener otro hijo.

Sí, Maru es una máquina de copular. Lo cual no lo exime a Mariano, que con su sex appeal contribuyó al desmadre. Quizás sea el habano, quizá sea su cuantioso dinero, quizás sea su costado conserva y gorila. No lo sabemos.

Lo cierto es que, tal como contamos en nuestra anterior entre(no)vista, ya la Vieja (nuestro Jefa de redacción) le había lamido las patas al señor Bondiola, en un suceso que es mejor no recordar. Como corresponde ante semejante eminencia, lo dejamos a nuestro nuevo cronista Mariano Bondiola relatar cómo fueron los hechos en su primer fracaso en esta sección.

Adelante, por favor, tordo.

“Reflexionemos: Maru Botana siempre tuvo un perfil violento. Recuerdo, no sin nostalgia por mis épocas doradas, cuando la veía en la televisión, luego de almorzar con el dino Bernie, y allí ya suspicazmente notaba una violencia latente al verla patinar o decorar tortas, con un gusto demasiado peroncho, ¿no? Se notaba en ella un odio, un resentimiento, que estalló ayer cuando fui a su casa a entrevistarla. Estábamos conversando sobre salud reproductiva, cuando saqué un habano y fui repentinamente acosado sexualmente por esta mujer. En ese momento recordé las palabras sabias, ¿no?, de Platón, cuando dijo: 'la vida es larga y dura como un pene humano'. Luego Aristóteles, su discípulo, corrigió las palabras de su maestro y nos iluminó sobre la cuestión: '¿larga y dura como la de quién? Ojo ahí, eh. Porque sabido es que hay penes fláccidos imposibles de levantar, y que también abundan los órganos sexuales masculinos pequeños; por lo tanto, debemos concluir que la vida es larga y dura, aunque también puede ser corta y decadente.' Los invito a reflexionar sobre las sabias palabras de Aristóteles. Si uno las analiza bien, las podemos aplicar, ¿no?, a la época del peronismo, cuando...”

Bueno, ahí Mariano Bondiola patinó y siguió delirando sobre cualquier cosa, menos sobre la fallida entrevista a Maru Botana. Así que decidimos censurarlo por el bien de nuestro lectores, que ya bastante mal están de por sí.

Los rumores, sin embargo, circularon a paso tortuga por toda la redacción, hasta llegar a los oídos de la mismísima Vieja, y a través de ella a los del Enano Groso, que todavía se encontraba vacacionando en Calamauchita.

“El señor Bondiola queda suspendido por una semana”, sentenció nuestro Jefe, “y deberá encargarse de fregar los pisos durante ese tiempo. Caso contrario, se procederá a una tortura cruel sumistrada por mis samurais. Y ahora, déjeme en paz que me estoy clavando un morcipan y bajándolo con una Tai naranja”.

Pero los rumores siguieron circulando por la redacción. Se habló incluso de un presunto embarazo de Maru, o de un consentimiento por parte de Marianito, que no habría sido abusado, sino más bien todo lo contrario. Nunca sabremos la verdad, mitad porque a nadie le interesa.

Los chusmeríos, no obstante, llegaron hasta las orejas con cera del Guachín, que estaba sacándose los hongos de las patas cuando escuchó lo acontecido entre Maru y Marianito.

“Uh, gatuuu, para mí que este Bondiola se la come doblada se la come”, dijo. “¿Cómo no le dio maza a la Maru, loco, jejeje? Yo le daba pa' que tenga y reparta hijos por todo lado le daba”.

De toda esta alocada aventura sacamos la siguiente moraleja: más vale pájaro en mano, que cien hijos reclamando la paternidad. Fuerte.

7.8.07

Maru Botana (primera parte)

Tenemos una nota que cambiará los estándares del periodismo argentino. Y como si esto fuera mucho, incorporamos a la redacción al insigne periodista facho Mariano Bondiola.


La Vieja se hartó cuando supo que el incansable brío al que era sometida por el entusiasmo luego del ascenso inclaudicable que la llevó a ser Jefa de Redacción se agotó, pero no sin antes (y es bueno aclararlo) mandar a todo el grupo de periodistas y paracaidistas varios que trabajan en esta sección a la concha de su puta madre.

Perdón por el lenguaje, pero fue la misma Vieja, enajenada, quien lo utilizó.

“Pero manga de inútiles, ¿por qué no se van a la concha de su puta madre?”, vociferó ella; para luego agregar: “ya no se puede confiar en nadie en este momento donde los valores están tan trastocados. Años he estado sufriendo la opresión machista de mi difunto esposo (que en paz no descanse), años he estado siendo secretaria de estos pelagatos, años he escalado piedra por piedra, y todo para llegar donde ahora me encuentro. Entiendan que no quiero perder el puesto, manga de pelotas fritas en aceite de soja. Sí, me tienen patilluda, carajo mierda. Creo que en esta redacción hay que hacer borrón y cuenta nueva.”

“¡¿Pero quién carajo va a querer laburar acá, vieja chota?!”, gritaron desde el fondo.

¿Para qué? La Vieja rompió en llanto, mostrando su antigua humanidad, e indignada por la ineficiencia de los presentes. Y entonces, cuando ya nadie esperaba nada (o sea, hace años), cuando la luz de la esperanza se extinguía, justo en ese momento de oscuridad y desazón alguien golpeó la puerta. Y ese alguien era nada menos que el insigne periodista facho Mariano Bondiola. El mismo que otrora, durante la entre(no)vista con Ménem, se estaba clavando unos fideos con dulce de leche con el dino Bernie. Sí, sí y no. Sí.

“Vengo a pedir trabajo, que viene del griego laborum”, dijo Marianito. La Redacción entera quedó paralizada: ¡alguien pedía trabajo en esta redacción! ¡Y encima ese alguien era el antiguo profeta de la mano dura y la picana! Sólo había dos explicaciones: o el señor Bondiola estaba muy mal de la cabeza o realmente necesitaba el trabajo y en todos lados lo rechazaban por su inocultable decadencia.

Luego nos dimos cuenta que las dos opciones eran ciertas.

Imagínense cómo se puso La Vieja, desesperada como estaba y memista como siempre fue, cuando, en medio de un mar de llantos y ruegos, golpeó a su puerta el mismísimo Mariano Bondiola.

“Señor, permítame besarle las patas”, dijo la ex secretaria, a lo que Marianito respondió: “¿cómo no? Pero por favor antes límpiese la lengua”.

La Vieja fue al baño, se pegó un enjuague bucal, volvió, se agachó frente a Bondiola y -cuando todos temían lo peor- le empezó a lamer los zapatos con profusa pasión. Mariano, en tanto, se prendió un habano. Así estuvieron unos largos minutos, ante la mirada atónita del resto de los presentes.

Después de esta vergonzosa escena, la ahora Jefa de Redacción se reunió a solas con el ahora ilustre periodista estrella de esta página web. No sabemos qué pasó puerta adentro, pero sí sabemos que cuando ambos salieron la Vieja se escupió una ceja y anunció: “Miren a un profesional, cúmulo de liendres resucitadas; miren y aprendan: este mismo hombre, testigo de la historia argentina reciente, irá a entrevistar a nada menos que Maru Botana. ¿Y todo porqué? Porque fue una orden del Enano Groso, amante de los pasteles como es”.

Mariano Bondiola tomó la palabra y dijo: “Sí, justamente es como dice esta inestimable y chota señora. Le haré la entrevista a Maru Botana, y le daré un perfil sanitario: le preguntaré cómo pueden los jóvenes adentrarse en el fabuloso mundo de la salud reproductiva”.

Todo esto pasó ayer nomás y nos dejó hiper recontra shockeados, ¿vistesss? Así que aún aguardamos esa nota que seguramente cambiará los estándares del periodismo argento.

La semana que viene, el encuentro entre nuestro nuevo cronista Mariano Bondiola y esa imparable máquina reproductiva llamada Maru Botana.