16.10.07

Ricardo López Morfi (primera parte)

Las dos fuerzas más poderosas del Universo se juntaron para detener el fracaso: el Enano Groso y la Vieja meditaron semanas enteras y tomaron una decisión. ¿La víctima? López Morfi.


12 P.M. - Redacción de Lauweb: situación de estupefacientes, sala de ensayo, rocanrol.

La Vieja está haciendo yoga en un rincón, de regreso de su viaje por el Congo. Una rayo de luz parte en dos la oscura habitación. El silencio es total. En otro rincón está el Enano Groso, jefe absoluto del Universo y de esta redacción, fumándose un habano, meditando sobre el futuro del negocio, sobre el alza del dólar, sobre lo buena que estaba la mina que se cruzó en el ascensor y sobre el bagayo que ahora se tiene que bancar. El bagayo es, por supuesto, la Vieja, su amante desde hace dos meses. A los dos los separa una enorme distancia, a pesar de encontrarse en la misma habitación. Una hora hace que se encuentran allí: la anciana cruzada de piernas, casi en un nirvana; el enano fumando un habano infinito, largando humo por la nariz. El silencio es cada vez más profundo.

3 A.M. - Hamburguesería del payaso: situación pos-moderna, pre-visible.

El Enano se manduca unas papas pequeñas, mientras la Vieja sigue haciendo yoga. El silencio permanece, mientras de fondo suena una vieja canción de Ricky Martin. Unos niños juguetean en el pelotero, con caritas felices, resplandecientes, con su inonencia intacta... “¡pendejos de mierda!”, piensa el Enano Groso. Lo piensa, pero no dice nada, porque le prometió a la Vieja que iba a meditar lejos de sus samurais. Se contiene, va al baño, se tira un gas, piensa qué olor, se mira en el espejo, casi que no llega por su estatura, se sube a un banquito, se mira, piensa qué olor hay todavía, se lava las manos, se escupe las cejas, se saca una lagaña, piensa en la Vieja, vomita, piensa en sus amantes de antaño, se deprime, toma una pastilla, sale del baño, la mira a la Vieja que sigue meditando, piensa esta vieja chota me tiene podrido.

300,2 P.M. - Calle Perón, entre Uruguay y Talcahuano: situación de prostitución inminente.

La Vieja va a upa del Enano: una imagen digna de un Dalí empastillado. Sigue meditando. La Vieja, claro. El Enano extraña a sus samurais. La situación lo está poniendo tenso. Las bocinas de los autos, el 60 pisando a un transeúnte, un robo a un maxikiosko: nada altera a la actual jefa de redacción, ex secretaria, ex amante de Kevin Federline. No: ella medita. Y medita. Y sigue meditando. Son tiempos difíciles.

2 A.Mmmmm – Redacción de Lauweb: situación límite.

Y sigue meditando. El Yoga le pegó mal. O tal vez fue la sobredosis de cafias del fin de semana pasado. Nadie lo sabe. Pero La Vieja medita. Está casi convertida en un Buda con los pechos operados. Se eleva, su cuerpo se extiende, su alma toca el cielo, y dice luego de semanas de silencio: “¡Hay que entrevistar a López Morfi!”. Y agrega, con los ojos en blanco: “¡Y el encargado debe ser Mariano Bondiola”. Brillante.

40,3333333 F.M. - Salón exclusivo del Enano Groso, con dirección desconocida: situación íntima entre la vida y la muerte.

Luego de la sabia resolución de la Vieja, el Enano Groso solicitó una entrevista en su salón con Mariano Bondiola. Sentado en su enorme sillón (bueno, el sillón es grande pero además el Enano es enano), en casi completa oscuridad, rodeado (ahora sí) de sus samurais, recibió al periodista facho, ya libre de su condena por haber embarazado a Maru Botana.

“Dígame, dios mundano del periodismo: ¿qué deseaus de mius?”, dijo Marianito.

“Quiero que se calle la boca”, sentenció el Enano.

Uuuuuh, vamoooooo, y pegue y pegue y pegue Enano pegue.

“Escúcheme, pichón salido de mi huevo izquierdo: usted es nuestra última esperanza. Sí, así de mal estamos. Estuvimos meditando largo tiempo con nuestra Jefa de Redacción y llegamos a la conclusión que usted tiene que resurgir como el Ave Fénix. Escuche bien lo que voy a decir, engendro nacido en un container lleno de prostitutas: debe hacer entrevistas, pero nada de ser complaciente: queremos que saque al fascista que tiene dentro suyo. Mucho no le va a costar, eso seguro. No, no diga nada. ¡Silencio! Usted es el chicle que pisé hace dos años con estos mismos zapatos luego de pisar un sorete de perro. Así que cállese. Tuvimos varios cronistas, según me cuentan: un tal Toti Chumpete, zurdito incompetente que se hundió en el alcohol... ¿Usted es alcóholico, Bondiola? ¡No me conteste, le dije! Usted es apenas el piojo que mi abuelo tenía en la cabeza cuando vino de Europa y que mi bisabuela le quitó usando querosen. Después tenemos a un tal Marco Antonio, apodado Guachín. ¿Qué se puede esperar de semejante energúmeno? Dicen que ahora está recluido en Colombia, convertido en pastor. Ya lo mandé a buscar igual, sólo para torturarlo durante largas semanas. Y después, según me informan, tenemos a Martín y Leonardo, dos púberes que dicen estudiar periodismo... jajajajaja... periodismo, ¡Dios mío!... a estos dos pibes los tenemos trabajando por dos pesos, y por lo menos hacen el trabajo pesado y son bastantes chupamedias. Mire: ellos son lo mejor que tenemos. Porque usted, uña encarnada en el pie de mi hija no reconocida y muerta en un accidente de autos, usted es lo único que nos queda, y no sólo en esta redacción, sino también en el país entero, en este país vapuleado, en esta país destruido... En fin, me cansé de hablar ante un imbécil como usted. Se puede retirar. Lo único que le pido es una entrevista coherente con un candidato coherente como el señor López Morfi. Y a partir de allí, si todo sale bien, tendremos una nota con cada candidato a presidente. Saque el facho, Bondiola. Y ahora váyase antes que le destruya el tujes”.

Mariano se fue silbando bajito. En la puerta, un pibe le pidió una moneda para comer. El señor Bondiola, embalado por la diatriba del Enano Groso, sacó una metralleta que justo llevaba en un bolso y lo baleó al pibe de pies a cabeza, para luego bajarse los pantalones y mear el cadáver. “Ahí tenés, negrito mal parido”, dijo. Sí, se nos viene la noche.

Tenga miedo, señor Morfi.

No hay comentarios: