30.7.07

Carlos Menem (primera parte)

Aaaaaaaaaaah, arrrrrrrrrrgggggggggggh, aaarghghehe, laaaaaaaaaaaaaaaaccccccccoon chaaaaaaaaaa. Aaaaaaaaaaaaaaaaah, agárrense el izquierdooooooo.


Hagamos un repaso por nuestra sacrificada redacción:

-Tenemos al Enano Groso, jefe supremo y dueño de la mosca, secundado por un inquebrantable ejército de samurais que hace de fuerza represiva y de secretarios de escasa palabra.

-Tenemos a La Vieja, recientemente ascendida a Jefa de Redacción, después de ser durante años una simple secretaria renegada.

-Tenemos a Toti Chumpete, que el año pasado la rompió en esta misma sección, y que ahora anda creándose un espacio propio. Un tipo correcto, con información certera, siempre dispuesto a dar la vida por una nota de mierda.

-Tenemos al Guachín, nuestro cronista cumbianchero, ahora prófugo luego de la brutal represión del Enano Groso.

-Tenemos a Martín y Leonardo, dos púberes del periodismo, que hicieron su entrada por la puerta chica hace un par de semanas, intentado secuestrar a Tinelli y viendo a Moria Casán cagar.

-Y por último tenemos a un montón de inservibles, que quizás en algún momento peguen el salto hacia la galería de inestimables periodistas de esta loca sección.

Luego de este repaso por nuestro staff, vamos a lo que nos compete. Y si decimos “compete” nos acordamos de Chumpete, y de Chumpete saltamos al Guachín, cuya inoperancia (según la Vieja) hizo que los inexpertos Martín y Leonardo se tuvieran que hacer cargo de la entrevistas.

A nuestra ex emérita secretaria, devenida kapanga de la redacción, le picó el bicho de la poesía berreta y después de clavarse uno de mortadela, sentenció frente a una redacción atónita: “Oh, oh, oh... oh, oh, oh... arrrgh... momento, que se me atragantó un cacho e' pan... ejem, ejem... a ver... ahora sí: oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh y oh, queridos redactores y servidores a la patria del Enano Groso, escuchen estas sentidas palabras que tengo para decirles: yo lo he votado dos veces. Háganse presentes, reyes del malambo y la cumbia tecno, porque esta confesión no es gratuita: sí, soy menemista.”

Silencio sepulcral en la redacción (mitad porque ya varios se habían quedado dormidos).

“Lo voté en su primer mandato”, continuó la Vieja, “y lo voté en el segundo mandato... lo voté en las últimas elecciones y lo volveré a hacer. Sé, oh amados y borregos compañeros, que no está en boga decirlo, sé que todos tiran la piedra y esconden la mano, pero yo doy la cara: ¡vamooooo' Meneeeemmmm! ¡Vamooooooo! Así que quiero una entrevista ya con el señor Presidente de los argentinos. Sí, queridos, porque por más que sea ex Presidente, para mí sigue siendo el Presidente. Oh, oh, oh, por favor, llámenlo al Dinosaurio Bernie para que les dé el fono, y contáctense con el honorable Carlos. He dicho. Ah, una última cosilla: quiero que Martín y Leonardo se hagan cargo de la nota. Después del estricto entrenamiento que tuvieron, es hora que maduren y se hagan a fuerza de golpes. Amén”.

Martín y Leonardo, que votaron a Patricia Walsh en las últimas presidenciales, se miraron y se tocaron el izquierdo varias veces.

“Boludo”, dijo Martín, “esta vieja chota es peor que Jadá, pónganse media pila. Yo tuve que ver a un psicólogo después de presenciar cómo Moria Casán se echaba un cago”.

“Y bueno, boludo”, retrucó Leonardo, “yo no sé, boludo, qué decirte, boludo... de última vamos, boludo, y ya fue... le vamos a poder preguntar cosas grosas, boludo, mirálo desde un lado profesional, boludo”.

Los dos estudiantes de periodismo, luego de varias noches de insomnio, se armaron de valor y lo llamaron al Dino Bernie. Justamente, el Carlos estaba cenando en la casa del veterano periodista, junto a Marianito Bondiola y otros tantos adalides de los '90.

“¿Quién habla? ¿Sos vos, Mauri?”, preguntó Bernie, ya un poco gagá.

“No, somos dos jóvenes periodistas que lo tenemos como maestro, señor”, contestó Martín, entrenados por la Vieja para mentir a todo momento.

“Queremos conseguir una nota con el señor Menem, para reivindicar sus diez años de mandato, denostados hoy por la ola montonera que se adueñó del poder, pero incapaz de tener el amor del pueblo peronista”.

“Ah, sí, miren... el señor Carlos está justamente en mi hogar comiendo unos fideos con dulce de leche. Si quieren les paso ahora mismo y le hacen la nota... coima mediante, claro está. Je je”.

“Ah, bueno, sí, seguramente... esteeee... el cheque ya está en camino. Gracias.”

“Un placer hacer negocios con ustedes. Ya les paso con Carlos”.

En la próxima, la entrevista al ex patilludo.

No hay comentarios: