7.7.07

Nelson de la Rosa

Estamos destrozados emocionalmente. Compungidos. Hechos pelota. Se nos murió Nelson de la Rosa un día antes de que le hiciéramos la entrevista.


Vivimos en un mundo de mierda (si el señor Blumberg puede usar ese calificativo, nosotros también).

De mierda, mierda, mierda.

Un mundo, hermanos, donde no se valora a las personas por lo que son, sino por lo que aparentan. Donde la vida de un serhumano no vale más que unas monedas, donde la vida se ha mercantilizado, se ha cosificado, se ha vuelto nada más que una herramienta para que el capitalista nos explote, para que haya guerra y para que Bush gane la re-reelección y para que Diego Torres siga cantando y... ¡viva la revolución socialista, caracho!

Ok, perdón, nos fuimos de mambo.

Es que estamos consternados, dolidos, angustiados por la muerte de Nelson de la Rosa, despectivamente llamado “El hombre rata”.

Nelson querido: el que sacudía sus pequeñas caderas con un enorme ritmo, envidia de más de uno. Estamos mal. Mientras escribimos estas líneas, lágrimas se derraman sobre el teclado de la PC...

Su cuerpo era pequeño pero su legado es grande. Porque a pesar de haber dejado este mundo, Nelson vivirá en el corazón de todos. Para los ignorantes que se burlan de su pequeñez, anoten este dato: Nelson filmó una película junto a Marlon Brando, llamada “La isla del Dr. Moreau”. ¿Cuántos de ustedes pueden decir lo mismo, eh?

Además de la tristeza infinita que nos causa su fallecimiento, estamos indignados porque días antes de esta trágica noticia habíamos arreglado una entrevista con él. Sí, estamos meados por el mismísimo diablo. Nuestra mala leche es increíble. Luego de un esfuerzo inhumano de producción (la gente de nuestra producción es inhumana: no tiene sentimientos), nos contactamos con el mismísimo hijo de Nelson, que curiosamente estaba de visita por Buenos Aires. Quedamos en encontrarnos, y ese mismo día lo vimos: medía 2 metros y medio. No exageramos.

Fuimos con Toti Chumpete (nuestro ilustre colaborador político, que ya volvió de Hollywood), a quien le impresionó la diferencia de estatura entre padre e hijo y comenzó a filosofar sobre el asunto: “Oh, Naturaleza, ¿por qué eres tan injusta, tan poco equitativa? ¿Por qué a algunos les das tanto y a otros tan poco? Oh, madre de todos nosotros, tierra de donde proviene el polvo que somos, dime: ¿con qué extraño designio vuelves tan altos a algunos y tan bajos a otros, más cuando son descendientes, herederos de la misma sangre? ¿Por qué algunos son lindos y otros feos? ¿Por qué algunos inteligentes y otros tontos? ¿Por qué hay personas que parecen ratas apestosas y otros hombres corpulentos y sanos?”.

Toti ya estaba hablando solo para ese entonces, porque el resto nos habíamos ido con el hijo de Nelson a tomar un café y luego a arreglar la interviú. Muy buena onda pegamos con él. Nos contó, con lágrimas en los ojos, cómo era tener un padre más petiso que él ya casi de nacimiento; cómo le costaba aceptar la autoridad de su papá con esa vocecita afeminada que tenía. Una historia conmovedora.

Quedamos en encontrarnos con Nelson el 23 de octubre del corrientes año. El 22 murió de un ataque al corazoncito. Todavía no nos recuperamos del golpe. Nosotros lo recordaremos de la manera que él hubiera querido: bailando.

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