7.12.07

Lilita Carrió

Mariano Bondiola continúa con sus sanguinario-fascistas intentos de entrevistar a los candidatos presidenciales. Esta vez le tocó a Elisa “Lilita” Carrió. ¿Habrá pacto moral?


Anda en la mala Marianito Bondiola. Nuestro cronista, padre y ejecutor de la mano dura, se tuvo que tomar el 39 para ir hasta la casa de Lilita Carrió. Sí, viajó en bondi, cuando en sus buenos años menemistas se manejaba una limousine o una feyari.

Pero los tiempos han cambiado, y Bondiola es un periodista en decadencia, que terminó trabajando en nuestra redacción, que empezó barriendo los pisos luego de dejar embarazada a Maru Botana, y que ahora se prendió en una espiral de violencia de ultraderecha.

Con los ánimos calmados luego de la tortura que le profirieron los samurais del Enano Groso, nuestro jefe (“un clavo se saca con otro clavo”, dijo antes de dar la violenta orden), Marianito se fue dispuesto a hacer una buena entrevista complaciente como en los buenos tiempos.

Carrió lo recibió clavándose unos salamines con queso, y sacándose con un palillo un pedazo de grasa que le había quedado pegado en un diente. “¿Qué hacé, Marianito? ¿Queré un ferné?”, le dijo Lilita a nuestro cronista. “No, soy un profesional en busca de la paz social”, sentenció Mariano con voz robótica. “De la paz social... ¡y del pacto moral!”, gritó Lilitada, extasiada.

Se sentaron en el living y se clavaron un par de sánguches de milanga antes de comenzar la entrevista.

“Lilita querida, decíme... ¿cuáles van a ser tus planes para combatir la inflación?”, “¿cómo vas a afrontar el tema de los piquetes y las cacerolas y la lucha es una sola?”, “¿vas a respetar a los militares?”, “¿me pasás el ketchup?”, fueron sólo algunas de las preguntas que Bondiola realizó antes de... bueno, imagínense. Como dijo la Vieja después de conocer los acontencimientos: “este muchacho no tiene cura... hay que fusilarlo”.

¿Exagerada? Para nada. La entrevista se desarrollaba con normalidad hasta que a Marianito se le ocurrió preguntar por el compañero de fórmula de Carrió: “me comentaron, querida Lilita, que te va a acompañar un socialista en el fórmula, lo cual me parece cómico, ¿no?, porque todos sabemos, los que te conocemos, que el zurdaje no es lo tuyo, jeje”, dijo Bondiola.

“Sí, Mariano, es verdad: Giustiniani me acompaña... pero antes me rechazó Lopez Morfi, que si no...”

Y ahí se pudrió todo. “¡Muerte al zurdaje apátrida y la re puta madre que lo parió a Zamora!”, gritó como loco Bondiola antes de sacar la Mangum y empezar a los tiros. Una mucama (“¡negra sucia!”, le dijo nuestro cronista) resultó herida, y varios adornos de Carrió, entre ellos un retrato de Alfonsín, fueron destrozados.

Marianito se desnudó, y así, en bolas, salió corriendo por la calle, disparando para cualquier lado, ante el espanto de los transeúntes por el cuerpo lampiño del cronista. “¡Que vuelva Julio Argentino Roca!”, gritaba, al borde de la locura. Bah, al borde no: ya completamente loco. Tan loco que terminó en el Borda. Sí, lo perdimos a Bondiola para siempre.

Dolor.

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