7.12.07

Luciana Salazar

Querida Luciana Salazar: si estás leyendo estas palabras, por favor te pedimos que tengas mucho cuidado esta semana. Dos púberes, astros en el onanismo, están buscándote.


“Del barrio me voy, del barrio me fui, voy dejando atrás todo el arrabal...”, cantaba Toti Chumpete, fanático de Daniel Melingo, acodado en un bar de San Telmo, tomando un Tetra.

En nuestra anterior entre(no)vista, les contamos cómo Chumpete renunció a la web y las consecuencias que eso trajo.

Queremos resaltar que desde Lauweb estamos tremendamente apenados por la partida de ese pilar del periodismo autóctono. Nos encontramos todavía conmovidos por su renuncia, tristes, apesadumbrados, dolidos, estupefactos.

Pero la vida sigue, y nosotros seguimos ¡pum para arriba! Que Toti Chumpete se muera de cirrosis. ¡Qué nos importa! Es más, ya casi nadie se lo bancaba en la redacción. Era un nabo pesadísimo, que lo único que hizo fue fracasar en cada entrevista, que quiso tener su sección, y cuando la tuvo la abandonó. Una verdadera lacra.

El Enano Groso apostó todo ahora a los pollos jeropas Martín y Leonardo. Los llamó para que fueran a verlo a su mismísima oficina. “Sí, boludo, te re juro, boludo, que el Jefe nos quiere hablar, boludo, por ahí nos quiere aumentar el sueldo, boludo”, dijo Martín. A lo que Leonardo respondió: “¿Pero vos sos medio boludo, boludo? Seguro que nos raja y nos hace violar por algún samurai, boludo”. “Uuuuh, es verdad, re pintó el bajón, boludo”, respondió Martín, “mejor vayámonos a nuestro casa con nuestros padres y no volvamos más, boludo”.

Pero como dice la Santa Biblia del Periodismo Facho, nadie escapa a la mano dura del Enano Groso. Todos somos juzgados a través de su impiadosa violencia. Martín y Leonardo lo sabían, y si no lo sabían se lo hicieron saber cuando un grupo de samurais armados con cuchillos Tramontina entró a la redacción y secuestró a los púberes periodistas al grito de: “San garán aichidooo, saján”, que en castellano quiere decir: “El Enano los espera, estúpidos, vamos ya antes que venga la hinchada de Chacarita y les haga un enema a los dos no sin antes llevarlos hasta el baño y hacerles la famosa lluvia marrón”.

Martín y Leonardo fueron custodiados, entonces, hasta la oficina del Enano. Pero cuando llegaron no estaba el Enano tras el escritorio, sino la Jefa de Redacción conocida como La Vieja. “El señor Enano Groso es demasiado groso como para recibir a dos estudiantes repletos de acné”, dijo mientras se clavaba una bola de fraile mojada con Taí de pomelo. “La voy a hacer corta: nos quedamos sin personal y no estamos dispuestos a contratar a nadie, por lo tanto ustedes dos tendrán que hacerse cargo de las entrevistas. Su primera misión es conseguir una nota con Luciana Salazar. No pongan esa cara de jeropas. No van a ver sólo una tetas, también verán una cola. Y tomen: llévense mi celular con cámara para sacar fotos. Sí, tal es la confianza que les tengo. Ahora vayan a por Luli”.

Los dos polluelos admiradores de Rolando Graña (“Rolando es lo más, boludo”, dijo Martín cierta vez) fueron corriendo al baño y se descargaron flor de manopla con todas las fotos de Luciana que tenía guardadas en una carpeta.

“Ahora sí, boludo”, dijo Leonardo, “ya estamos listos para ser unos profesionales, boludo”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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