7.7.07

Kevin Federline (segunda parte)

Continúan las aventuras terroristas de La Vieja en Estados Unidos. Su misión: asesinar a Kevin Federline, ex de Britney Spears. Los terribles resultados, en esta nota.


Durante esta semana, hemos recibido miles de mails de gente quejándose por nuestra anterior entre(no)vista. Bueno, miles no... En realidad, fueron unos cientos... Bueh, tampoco fueron cientos, no vamos a mentirles: fueron unos cincuenta mails, pero muy extensos, eso sí.

Ok, ok: ni siquiera fueron cincuenta. En realidad, recibimos uno solo y encima era spam.

Pero no importa. La gente en la calle sí nos ha hecho muchos comentarios, o por lo menos eso creemos. La mayoría se quejaron de nuestra incursión en el terrorismo, de nuestra repentina violencia (“No puede ser”, nos dicen, “si ustedes son amigos de Badía... y él es un hombre de paz y amor”), y hasta de nuestra secretaria La Vieja (“es muy cholula”, nos señalaron).

También nos dijeron, con gesto indignado y dedo acusatorio: “¿Y la entrevista? No hubo entrevista acá, señores, sólo un ataque desesperado a Kevin Federline. ¡Están traicionando el mismo espíritu de la sección, que es el perpetuo fracaso!”.

A todos ellos, a todos ustedes, caros lectores, les respondemos con una sola palabra: paciencia. Sí, la paciencia es una virtud. Esperen a leer esta segunda parte y verán que hay una entrevista. Además, aclaramos algo obvio: nosotros no estamos a favor del terrorismo... excepto contra Kevin Federline. ¿Ustedes son Kevin Federline? ¿No? Entonces no se preocupen.

Aclarados estos temas, vayamos a lo que nos compete. La Vieja partió el sábado a la mañana en avión hacia Miami, de allí se tomó un bondi hasta Los Angeles, California. Esta vez estaba todo bien planificado, nada podía fallar. Coimeamos a varios de la aerolínea y pudimos meter algunas pocas armas: tres ametralladoras, varias granadas, una lanza, un hacha, un tridente, dos espadas, un puñal, un machete, una cimitarra, un sable, un florete, una daga, una pica, dos alabardas, un garrote, una maza, tres nunchakus, un tolete, una jabalina, dos dardos, una honda, tres cerbatanas, arco y flecha, ballesta, revólver, pistola, escopeta, fusil y una carabina.

La excusa para contactar a Kevin (lean bien, impacientes) fue hacerle una entrevista. Y claro, piensen un poco: uno no va la casa del tipo, le toca la puerta y le dice: “señor, le vamos a perpetrar un acto terrorista en este momento”. Sí, estamos hechos unos vivos bárbaros.

Contactamos al manager de Federline (que es el ex marido de Britney Spears, para algún desprevenido... no, el manager no es el ex marido, Kevin Federline lo es... ¿quedó claro? ¿No? Y bueno... es lo que hay), y le pedimos una interviú. “Ni en pedo”, fue su respuesta en castellano, curiosamente. No nos quedamos de brazos cruzados, claro, y se nos ocurrió una brillante idea.

La Vieja, obvio, es una señora vieja. Pero no por eso carece de atributos físicos. Ojo al piojo. Entonces, pusimos toda la carne al asador y le dijimos: “cuando llegues a Los Angeles, andá y ponéte gomas, que allá es lo más común del mundo”. Ella estaba chocha. Así iba a ser más fácil conquistar a Kevin, famoso por moverse cualquier bicho que camina.

Jajajajaja. Ustedes se ríen de nuestra ideas. Jajaja. Rían, rían, que el que ríe último, ríe mejor. Sí, porque nuestra idea de que La Vieja pasara por actriz porno y conquistara a Federline funcionó. En serio. Postalina, postalina.

Varios medios norteamericanos, incluso, levantaron la noticia, creyendo que nuestra emérita secretaria era una verdadera pornstar.

Cuando leímos eso, dijimos: “el pan maquiavélico funcionó a la perfección”. Pero.. pero... pero... pero... Pero La Vieja volvió de Estados Unidos ayer y nos contó la trágica historia, en su versión completa.

Como dijimos, nuestra secretaria llegó a Miami, se tomó un bondi hasta Los Angeles (el 60, increíblemente, también llega hasta allá), se fue a un hotel, guardó las armas en el ropero, y se fue a operar los alicaídos pechos. Luego de dos días de internación (allí todo es fast, rápido, al toque), La Vieja salió hecha una mezcla de Luciana Salazar y Amelita Fortabat. No era suficiente para atrapar a Kevin.

Por los mensajitos del celular le fuimos indicando a nuestra enviada (no) especial lo que tenía que hacer: “teñíte el pelo de verde”, “compráte una campera de cuero”, “pintáte los labios”, etc. Y finalmente el golpe maestro: “compráte unas pastillas y drogálo a Federline”.

No sabemos bien cómo, pero La Vieja pudo contactarse con Federline. Incluso fueron a un boliche juntos, bailaron, cenaron, parrandearon; es más, nuestra querida secretaria recibió generosos regalos de Kevin, quien (tonto como es) creía que ella era una estrella porno en decadencia.

Resumiendo, La Vieja la tenía servida en bandeja, estaba a un paso de asesinar a Federline, de ejecutar nuestro maléfico plan a la perfección, pero... pero... pero...

Lo llevó al hotel para masacrarlo con todas y cada una de las armas que habíamos llevado, tal cual estaba planeado, pero... pero... No se rían, pero... ¡La Vieja se nos enamoró! Su corazón marchito, ya desengañado por la muerte de su esposo, encendió la mecha del amor con este joven adinerado, versero... Y no pudo. No, La Vieja no pudo matarlo. Cuando estaba por sacar la jabalina del ropero, su corazón en flor no la dejó seguir. Se dio vuelta, miró a Kevin a los ojos y le dijo: “Ailoviu”.

Lo que ocurrió después sería de mal gusto contarlo acá, pero se lo pueden imaginar si gustan. Sí, La Vieja tuvo su noche de gloria, quizás la última, porque cuando se despertó, Kevin no estaba más. Desengañada, con un lágrima eterna rodándole por el rostro, tomó el avión y volvió.

Ahora está acá, detrás del escritorio, con sus pechos nuevos, su pelo verde y su corazón destrozado. Si alguien quiere llevarla a comer o al cine, por favor manden un mail a estáviejaperobienbuena@lauweb.com

Kevin, a vos te queremos decir algo: perdonános. Los amigos de La Vieja son nuestros amigos. Sólo te pedimos que le des una noche más de amor. Eso es todo. No te vamos a asesinar, lo prometemos.

¿Vieron que, en el fondo, somos personas sensibles?

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