21.7.07

Ricardo Iorio (segunda parte)

Continúan las aventuras del Guachín frente al rancho de Ricardo Iorio, donde se producirá un fantasmagórico encuentro que nos dejará hablando a todos los argentinos por semanas.


Y ahí fue el Guachín, nuestro cronista cumbianchero, en su Ford Falcón, con la cumbia al palo, rumbo a la casa de Ricardo Iorio. ¿Una actitud suicida? Podríamos decir que sí.

“Vamo’ lo pibe, vamo’ la palma de todo lo’ negro’, lo’ negro’, lo’ negro’, arriba-arriba-arriba, la cumbia de la buena, y vamo’ con todo, vamo’”, así iba cantando el Guachín, con su voz melodiosa, acompañado por una romántica birra del amor, hasta llegar a la casa de Iorio.

Ahí estaba, frente al racho del músico, tocándole la bocina al grito de “Eh, gato, vo’ que te hacé’ el metalero, vení a agarrarme la toronja que me cuelga entre las dos patas”. Fuerte.

Claro, nuestro cronista amante de la cumbia y las yerbas, acostumbrado al fracaso rotundo y perpetuo, nunca supuso que en ese momento se iba a abrir la puerta del rancho y el que se iba a asomar no sería Ricardo Iorio, sino algo todavía mucho peor. ¿Qué cosa? ¿Quieren saber qué?

Bueno, en la próxima edición de la entre(no)vista lo sabrán…

...

No, mentira, mentirita, eeeeeeeh. ¿Se la creyeron? Tontitos. Picarones. No dejen nunca de creer en los milagros, porque el sol siempre está aunque no lo veamos. Perdonen el ingenioso chascarrillo, pero le queríamos dar un poco de suspenso a la cosa. Entiéndannos.

Claro, porque si el Guachín está bardeando al mismísimo Ricardo Iorio en su rancho, y la puerta se abre, y no es Iorio… ¿quién es? ¿Quién? Lo que podemos decirles por ahora es que nuestro cronista arrugó.

Él, que ha pergeñado atracos sangrientos a maxikioskos, que ha compartido prisión con temibles delincuentes (como Piñón Fijo), en ese momento tuvo miedo. No es joda.

Porque quien salió del mismísimo rancho fue nada más ni nada menos que… ¿Pappo? ¿Nos creen? Bueno, créannos o no, así fue… por lo menos según el relato del Guachín (que estaba medio empastillado, hay que decirlo).

Sí, nos dan ganas de llorar y de suicidarnos hoy a la tarde… porque queríamos una entrevista con Iorio y conseguimos un relato fantasmagórico sobre Norberto Napolitano.

Según el relato del Guachín, las palabras de Pappo fueron las siguientes: “Eh, pibe, bajá el volumen de esa mierda”.

De lo cual podemos deducir que:

a) A Pappo no le gusta la cumbia.

b) Finalmente la cumbia y el verdadero rocanrol poco tienen que ver.

c) Ricardo Iorio y Pappo no tienen nada que ver, pero nuestro Guachín ve al rock como un bloque y todo le da lo mismo.

d) El Guachín está pensando seriamente en dedicarse al blues. Pero cuando le dijimos que para eso hay que saber tocar en serio, desistió de la idea.

No se pierdan nuestro próxima entre(no)vista, donde seguramente tendremos el testimonio de los principales candidatos a Jefe de Gobierno por Capital Federal. Temor.

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