7.7.07

Michael Jackson (primera parte)

Nuestra octogenaria secretaria se nos volvió fanática de Michael Jackson, y para darle un alegrón lo fuimos entrevistar. Te contamos los pormenores de esta loca-loca historia.


Antes que nada, queremos confesar que somos fanáticos de Jacko (como le decimos los amigos a Michael Jackson). Lo seguimos desde los Jackson 5, soportamos sus éxitos y sus fracasos, sus momentos de genialidad y de patetismo, tenemos todos sus discos...

Por eso, queremos que lo sepan: nosotros lo bancamos a Jacko. Vaya esto como advertencia para los que se burlan de él, ahora que está en decadencia. Ok, será bizarro, será un demente y estuvo acusado por abuso de menores, ¡pero nosotros lo bancamos! Sus últimos discos son una porquería, ok, de acuerdo, ¡pero nosotros lo re bancamos!

¿No se convencieron? Ok, entonces vamos a contar la verdad de la milanesa. Imaginamos que ya todos conocen a nuestro habitual colaborador Toti Chumpete (hábil púgil en el arte del periodismo político), y que estarán familiarizados con sus andanzas y múltiples fracasos.

Ok, pero no, ahora no vamos hablar de él, sino de nuestra secretaria: la Vieja. Algunos cariñosamente la llaman: “la Vieja que te agarra la pelota de fútbol y te la devuelve pinchada”. Sí, así de jodida es. Pero a nosotros nos quiere, o pretende hacerlo, y además tiene un especial cariño por Toti Chumpete. No podemos hablar de romance, porque la Vieja tiene su montaña de años y Toti está en la flor de la edad, pero… hay una amistad ahí, hay una alianza perdurable que la muerte no podrá dañar.

Para que se den una idea: a pesar de que la Vieja es nuestra secretaria, sólo habla con Toti. ¿Por qué? No lo sabemos, pero les aseguramos que nos dificulta bastante la tarea.

Ahora volvamos al meollo de nuestra entre(no)vista. La Vieja siempre viene vestida con un sobrio y aburrido trajecito gris, un rodete en su pelo gris y apagado, y unos tacos que ya se escuchan desde que baja del ascensor. Pero hete aquí que hace unos días se nos apareció con una remera muy ochentosa de Michael Jackson. No traía, además, sus tacos sino una zapatillas Topper con las que entró a las redacción haciendo la “caminata lunar”.

Todos pensamos: “la Vieja definitivamente enloqueció”. Sin embargo, Toti nos contó que era fanática de Jacko desde siempre y que en su casa tenía una pieza dedicada a su figura, como si fuera un santuario, con fotos, velas, vinilos, etc. Moraleja: uno nunca conoce a la gente del todo. Podés trabajar con alguien por años y nunca te vas a enterar de todo. Cada uno tiene su lado oculto. Sépanlo.

Y a la Vieja, el lado oculto le saltó con su fanatismo por Michael Jackson. La pregunta que nos asaltó fue: ¿por qué justamente ahora se desató públicamente esa admiración inclaudicable de la Vieja? ¿Por qué ocultarlo? “Quedó viuda”, fue la respuesta de Toti. “¿Y qué tiene que ver eso?”, repreguntamos a coro. “Que el marido odiaba a Michael y siempre le prohibió disfrutar a la Vieja de su música”. Un dramón.

Desde aquel momento, la figura de la Vieja nos enterneció. Y dijimos: “¿Por qué no viajar y hacerle una entrevista a Jacko para darle un alegrón a nuestra octogenaria secretaria?”.

Ok, lo aceptamos: nuestras intenciones no fueron tan solidarias ni compasivas. En realidad, nuestro plan era mandarla a la Vieja en persona para que encontrara y entrevistara a Jacko. Difícil tarea, pero nosotros no perdíamos nada. A lo sumo no volvería, y ahí sí podríamos contratar a otra secretaria más efectiva. Y si volvía con la entrevista sería un golazo de media cancha.

De más está decir que la Vieja aceptó inmediatamente nuestra propuesta, y le compramos un pasaje directo a Estados Unidos.

Si querés enterarte de las aventuras de la Vieja en bushlandia, en la próxima edición de la entre(no)vista te lo contamos (mitad para darle suspenso y mitad porque todavía no volvió ni tenemos noticia de su paradero).

Continuará…

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