27.7.07

Pablo Ruiz (segunda parte)

Esto va para usted, Enano Groso, señor jefe emérito de la redacción de Lauweb: tenemos la nota con el talentoso Pablito Ruiz. Bueno, algo así, pero lo que vale es la intención.

La nota al gran Pablito Ruiz:

-Usted empezó en la música desde muy chico, ¿no?

-Sí, la verdad que sí. Todo ese proceso fue muy duro para mí. A los 14 años de edad, en 1989, la popularidad me avasalló, y mi vida entera cambió: yo era un chico común, que vivía con su mamá, que todavía no sabía ni ponerse las medias solo. El reconocimiento me llevó a raíz de varios enormes éxitos, como “Ella me ha besado”, “Me la como bien dulce”, “Linda como un ángel”, “Hawai”, “El choto de Chicho”, y tantos otros hitazos.

-Luego hubo una época en la que desapareció de la escena musical, ¿qué pasó?

-Bueno, me fui al Congo para meditar. Allí descubrí mi lado femenino, y me volví travesti. De todos modos, continué componiendo, escribiendo mucha poesía, y sobre todo militando socialmente. De hecho, en Camboya descubrí el marxismo-leninismo y me leí El Capital en un fin de semana. Volví al Congo para armar una revolución, pero fracasó. Sin decaer en mi ánimo revolucionario, viajé a Cuba para conocer a Fidel Castro, quien me recibió en su despacho. Le conté sobre mis aventuras, mi conciencia social, etc. Luego, sí, regresé a mi amado país, la Argentina, para dedicarme a difundir el mensaje marxista en la sociedad. Creé un partido político, con un mensaje anarquista, por la liberación del trabajador y por demolición del Estado capitalista. Finalmente, al no conseguir ningún patriota que se uniera a mis proyectos, me marché a la selva chaqueña para meditar nuevamente, y me dije, luego de días de concentración cuasi budista: “tengo que volver al negocio de la música porque me estoy cagando de hambre”.

-Y así llegamos hasta hoy, donde usted salió a escena nuevamente.

-Sí, exactamente. Realicé varios recitales en el interior del país, donde recibí el cariño incondicional de la gente, del público que nunca se olvidó de mí. Aquellas palabras que me llevaron a la fama, aquel “Oh mamá, me estoy enamorando”, connotan un costado social que pude comprobar en mis nuevos shows: la “mamá” representa la Madre Tierra y el enamoramiento es hacia el trabajador. Es como decir: oh mamá, ya no puedo estar contigo, necesito vivir en la ciudad, en el cemento, para cambiar el mundo, porque este metejón comunista es innevitable, necesario.

-Eh, gato, pero es verdad que te manducás la berenjena...

Y la nota se fue al carajo. ¡Era la primera nota que lográbamos y el Guachín no pudo con su espíritu cumbianchero! Aunque usted no lo crea, las primera preguntas también fueron formulas por nuestro cronista... pero con una espada samurai en el cuello.

Sí, el mismísimo Enano Groso (nuestro jefe) le envió unos de sus guardaespaldas para asegurarse que hiciera la nota. Pero... por más ninja poronga que sea, también tiene sus necesidades y tuvo que ir al baño urgente. Y ahí, claro, el Guachín se mandó su pregunta, que tenía atragantada desde que se enteró que Pablito Ruiz fue travesti.

La cuestión es que cuando el samurai torturador del Enano volvió del baño. Pablito ya se había marchado, enojadísimo, jurando venganza... y el Guachín también, por miedo a una represalia.

Todavía está prófugo de la justicia del Enano, y por amor a la vida y a todo lo poco sagrado que nos queda en esta redacción le pedimos (si está leyendo esto) que no vuelva si no quiere ser rebanado vivo.

La Vieja, compungida, quiso reparar los daños con Pablito Ruiz, y fue hasta la casa del exitoso cantante pop para regalarle un ramo de rosas y pedirle perdón.

¿Se viene un romance entre La Vieja con pelo verde y pechos operados y un Pablito Ruiz travestido?

Pánico.

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