9.7.07

King Kong (segunda parte)

Convocamos a los inescrutables espíritus del Destino para conocer la historia completa de Toti Chumpete y su búsqueda del mono gigante King Kong. Que fue tremendo bajón, vieja.



Extraído del Diario del señor Toti Chumpete en su viaje a una isla desconocida para encontrar a King Kong y entrevistarlo… o algo así.

-Día 1: este viaje es una locura. La veo a nuestra secretaria La Vieja al borde de la demencia, como un Coronel Kurtz de la tercera edad. En este momento estamos en una lancha, rumbo… rumbo… Debería decir “rumbo a lo desconocido”. Pero la verdad es que vamos rumbo a la muerte segura, previo sufrimiento insoportable al rayo del sol y sin una gota de agua. Esto es como “El relato de un naúfrago” pero un poco más bizarro y decadente. A lo lejos veo ya la orilla… ¿Alguna vez volveremos a tierra? Lo dudo seriamente. Les describiré la tripulación… Bah, “tripulación” es una manera de decir… En realidad, voy a describirles a los temerarios periodistas… Bah, “periodistas” es otra manera de decir. En fin, me acompañan La Vieja (obvio), que ya se calzó una vincha a lo Ramba y se pintó los cachetes con el corcho quemado; también está el Raulo, otro de los laboriosos redactores de Lauweb, cuyo ojos están imbuidos en un desesperanza total; y por último, está… en realidad, estaba Juancito, pero se tiró de la lancha ni bien zarpamos haciéndonos burlas y gestos bastantes obscenos con los dedos. Siempre fue buen nadador.

-Día 2: sólo veo agua a mi alrededor. La Vieja me contó por tercera vez la historia completa de su vida, y Raulo sigue sin pronunciar palabra ni hacer gesto alguno. Pienso seriamente en renunciar a Lauweb.

-Día 3: creo que vimos una ballena a lo lejos o algo así. ¿Para dónde estamos yendo? Nadie lo sabe. Cuando zarpamos, nos dijeron: “denle parejo y para adelante”. Y aquí estamos. Ya casi ni recuerdo cuál era el objeto de este viaje. Las provisiones se están acabando por la maldita voracidad de La Vieja. Raulo sigue enmudecido.

-Día 4: se me está acabando la tinta de la lapicera y no veo ningún kiosko a la redonda. Por lo tanto, trataré de escribir sólo lo necesario. Hoy La Vieja me dijo: "He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja, ése es mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar, y sobrevivir."

-Día 5: recién me pareció ver la cancha de Boca a lo lejos. ¿Estaré alucinando?

-Día 6: por primera vez desde que partimos, habló Raulo. Eso sí: no nos habló a nosotros, sino a Dios. Sí, se puso a rezar un Ave María. Yo tengo esperanzas también, a mi manera. Acabo de ver botellas flotando y bastante contaminación en el agua, signo indefectible de que estamos cerca del Riachuelo.

-Día 7: sí, sí, tierra a la vista… Bueno, en realidad: ¡cemento a la vista! Creo que estamos a unas horas de llegar a Buenos Aires, justo para festejar la Navidad.

-Día 8: estamos en un taxi rumbo a la redacción. Ahora recuerdo que íbamos a entrevistar a King Kong. Pero bueno, ya fue. Y… ¡Ay, esta lapicera de porquería! C… o… o… no… la… vie… ja… y… la… re… pu… ti… si… mama… dre.

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