21.7.07

Ricardo Iorio (primera parte)

“La cumbia es una mierda”, dicen los rockeros. Pero nosotros estamos dispuestos a demostrar que el metal y la cumbiancha son hermanos siameses. Y fuimos a por Ricardo Iorio.


¿Nos metemos en el mundo del rocanrol? Dale, metámosnos. Sí, pebete/a, adentrémonos, sucumbamos, estallémonos dentro del mundo loco, del mundo de la farsa rocanrolera.

Tachas, crestas, pins, drogas, Termindor, espinaca, cerebros vacíos, en fin… ¿qué mejor que mandar a nuestro cumbianchero, a nuestro cronista estrellado, el gran Guachín, para conocer nada menos que a la cumbre del metal y el fascismo del rocanrol argento? ¿Quién? ¿Cómo “quién”? Ricardo Iorio. Nuestro amigo personal Ricardo Iorio (más vale tratarlo bien, a ver si nos viene a buscar).

Ricky es un adalid del metal, un tipo que odia a los judíos, es verdad, pero que con sangre y sudor ha construido la historia del rocanrol argentino. Nacional. ¡Viva Perón! ¡Viva el gaucho! ¡Viva la pepa!

Bueno, le dijimos al Guachín: “Ve, oh amigo nuestro, oh gran puñetero del periodismo, oh, oh, oh, ve y entrevista al gran Richard Iorio, en homenaje a los 40 años del rock nacional”.

“¿Qué decí’, gato?”, fue la respuesta de Marco Antonio. “Habláme en castellano a mí habláme”.

En ese momento irrumpió en la redacción el gran Toti Chumpete, vestido de Robin y buscando su Batman, al grito de: “Ea, ea, ea, ea… Yo soy el Toti Chumpete (yo soy el Toti Chumpete)… quiero volver a mi sección (quiero volver a mi sección)… así que no me rompan más… que no soy un boludón… ea ea ea ea ea”.

“Jua, jua, gato… pero si sos más boludo que los pajarito' vo’”, palabras del Guachín.

“Mire, señor Guachín”, exclamó Chumpete, “usted tiene una misión en esta vida, usted tiene que reformarse y reintegrarse en la sociedad. Sí, basta de robos, drogas, alcohol y cumbia estridente. Su misión es ser periodista, no le escape más al destino. Conviértase. Lauweb lo ama.”

Conmovido, el Guachín dijo entre llantos: “Es verdá’, gato, es verdá’. Me voy a ver al guacho ese de Ricardo Osho. Sí, loco, voy a dejar la droga... la voy a dejar bien guardada por si me arrepiento.”

Emocionante. Realmente. Muy fuerte.

Tan emocionante que no nos podemos recuperar del golpe.

El Guachín ya partió hacia la casa de Ricardo Iorio, y estamos aguardando los resultados.

La cumbia y el metal se saludan, sí señores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tu pagina es una mierda, ni se puede leer, chau

Anónimo dijo...

sos un enfermo cumbianchero de mierda